El padrón municipal: derecho de pastel

Leo con estupor las declaraciones del líder de la oposición. Además de inhumano, me parece una estulticia negarse a empadronar a los extranjeros en situación irregular. Es poco inteligente porque, tal y como el propio Rajoy reivindica, es necesario el orden y el control ante el fenómeno de la inmigración. Es precisamente el padrón el único instrumento con el que contamos para controlar y ordenar los inmigrantes que, de facto, se encuentran en España. La posibilidad de que los inmigrantes tuvieran acceso al padrón supuso un gran avance en el conocimiento de los extranjeros que vivían en España, hasta entonces las cifras que se barajaban eran poco menos que conjeturas. El padrón es simplemente eso, un registro administrativo que, como la Ley Reguladora de Bases de Régimen Local se encarga de recordar, no constituye prueba de residencia legal, ni atribuye a los extranjeros ningún derecho que no les confiera la legislación vigente. Estar inscrito en el padrón no es un derecho en sí mismo. No vale nada más que para ofrecer información sobre la población que reside en un determinado municipio.

Manifiesta también el ínclito aspirante a Presidente del Gobierno, (pa echarse la mano al bolsillo), cuando se le acusa de querer excluir a los extranjeros irregulares de sistemas de protección tan relevantes como el sanitario, el educativo y el de servicios sociales básicos, que “todos los seres humanos por el hecho de serlo tienen derecho a los servicios básicos universales”, y ahí, mal que me pese, estoy de acuerdo con Rajoy. Pero una cosa es tener un derecho y otra tener la posibilidad de ejercerlo. Un ejemplo muy sencillito, a mí, estar inscrito en el padrón no me confiere el derecho al voto, pero como no me encuentre en el censo de la mesa electoral de marras, no me van a dejar ejercitarlo. Me viene a la cabeza una escena de “La Vida de Brian” en la que un hombre reivindica el derecho a ser madre, y cuando sus camaradas del Frente Judaico Popular le recriminan que no tiene matriz, replica que el no tiene ni la más mínima intención de parir, él sólo quiere tener el derecho. Eso es lo que pretende Don Mariano, que los inmigrantes “sin papeles” tengan derecho a sanidad y educación, pero que no tengan «matriz» sanitaria ni educativa.

No me parece justo que el Partido Popular pretenda subirse al carro electoral del discurso que culpabiliza a los extranjeros de todos nuestros males. Los argumentos que ponen en contraposición los intereses de la población autóctona con los de la población inmigrante, tratando de evidenciar que competimos por el trabajo, la vivienda, las prestaciones sociales…lo único que hacen es alimentar el racismo y la xenofobia. La solución a estos conflictos pasa por crear empleo y mejorar los sistemas de protección social para todos. Dejemos al padrón tranquilo.

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