El socialismo flexible y la subvención del despido improcedente

Una vez más, el Gobierno de Rodríguez Zapatero ha lanzado una propuesta en aras de “flexibilizar” el mercado laboral.

Para el Gobernador del Banco de España la elevada tasa de desempleo está poniendo en riesgo el sistema bancario, y eso, hace saltar las alarmas. Pese a que a Javi Moscas se le lleven los demonios, la culpa de que los bancos no se peguen el atracón lucrativo que les gustaría no la tiene, ni mucho menos, la codicia desaforada de las entidades financieras. La penosa situación por la que atraviesa la empobrecida banca es la rigidez del mercado laboral.

El presidente de la CEOE, toda una autoridad levantando empresas, (véase Air Comet, Seguros Mercurio y ahora Viajes Marsans), se pasea altivo por los platós de televisión en programas como “Tengo una pregunta para usted”, para darnos clases de cómo acabar con el desempleo y erigirse en el empresario ejemplar.

El diagnóstico de propios y extraños es evidente, no hay más solución que la cirugía laboral: hay que amputar los derechos de los trabajadores. La técnica propuesta se asemeja a la intervención por láser, que en el mundo del trabajo se viene llamando “Modelo Austriaco” con el único propósito de despistar. Al fin y al cabo, quién sabe lo que ocurre en Austria. Si en la mesa de operaciones se introducen variables como Fogasa, algún aumento de cuotas empresariales, acumulación de derechos en caso de cambiar de empresa…la cuestión se torna tan farragosa que parece que no vamos a necesitar ni quimioterapia.

Desde la óptica de un gobierno socialista, que vela por los intereses de los trabajadores, se entiende a la perfección cuál es el fondo del problema. Es más que evidente que el mejor fomento de la contratación es que éste sea una bicoca para los empresarios. Para eso se ha propuesto subvencionar los despidos. Estamos hablando de los despidos improcedentes, es decir, los despidos injustos. Los despidos procedentes, cuando hay causas objetivas, son relativamente baratos, cuestan 20 días por año trabajado, (incluso pueden ser gratis si son por causas disciplinarias). En España, lo realmente grave es que los empresarios se tengan que rascar el bolsillo para echar a un trabajador de forma indebida. Hay que abaratar el despido injusto para de esta manera fomentar la contratación. (Soy consciente de que el argumento no es comprensible, pero esto es así y punto, es una ley económica).

Por otro lado, el mercado laboral está dualizado y el PSOE y la CEOE lo van a desdualizar. La brecha social entre los trabajadores indefinidos y los temporales es cada vez mayor. Las organizaciones de empresarios, atendiendo a criterios de justicia social, formulan propuesta clara: si hacemos a todos indefinidos sin derecho alguno se acabaron las diferencias.

El compañero Hugo Martínez Abarca tiene la teoría nada despreciable de que el despido debe abaratarse porque los ricos tienen gustos caros, así, si el despido es una ganga, los empresarios no despedirán por tratarse esto de una vulgaridad. Me ha llamado la atención esa hipótesis, pero ciertamente, creo que los verdaderos motivos de subvencionar el despido injusto, tienen que ver con la contribución del Ministerio de Corbacho a un doble objetivo: la creación de empleo y la reducción de las diferencias sociales entre la clase trabajadora. Y de paso, al reducir el desempleo salvamos de la quema al sistema bancario. El Gobernador del Banco de España puede dormir tranquilo.

Dicho esto, tengo que confesar que algo no me cuadra. Para mí que va a ser lo de que esto sea una medida socialista.